Ciudad de México. A 06 de julio de 2017.-México es un país de contrastes. Hemos logrado grandes avances en educación pero persisten rezagos y desigualdades que impiden que todos los niños, niñas y jóvenes alcancen su máximo potencial. Por eso, hoy presentamos la estrategia de Equidad e Inclusión del nuevo Modelo Educativo.
Las comunidades educativas tienen cada vez más autonomía. Los Consejos Técnicos Escolares y los Consejos de Participación Social son espacios en los que maestros y padres de familia toman decisiones sobre su calendario escolar o el destino de sus propios recursos. Además, los nuevos planes y programas de estudio permitirán a las escuelas definir aproximadamente 20% de su jornada escolar de acuerdo a su contexto específico.
Esta flexibilidad permite dar cabida a la gran diversidad de nuestro país pero no es suficiente para acabar con la inequidad y la exclusión. Por ello, el nuevo Modelo plantea como meta explícita la generación de condiciones más equitativas en todas las escuelas. Esto significa lograr progresivamente que todos los planteles cuenten con infraestructura y mobiliario en buenas condiciones, organización completa, presupuesto propio, maestros capacitados y jornada ampliada.
Hoy, programas como Escuelas de Tiempo Completo o Escuelas al CIEN ya concentran la mitad de su inversión en comunidades marginadas. El planteamiento es introducir este criterio de manera explícita en las reglas de operación de los principales programas para asegurar que la mitad de sus recursos se destinen a las escuelas de las regiones más pobres.
De manera complementaria, para romper los nudos de desigualdad que persisten en el sistema educativo desarrollaremos acciones concretas, enfocadas en los grupos que enfrentan mayores desventajas.
En primer lugar, brindaremos atención prioritaria a hablantes de lenguas indígenas. Buscaremos ofrecer a todos los alumnos indígenas una educación bicultural y promoveremos una educación multicultural en todo el sistema educativo. Esto implica materiales educativos adecuados y suficientes, además de formación para los docentes.
Segundo: iniciaremos la transición hacia una educación inclusiva, en la que los estudiantes con alguna discapacidad o capacidades sobresalientes asistan a escuelas regulares. Por ello, seguiremos adaptando los espacios físicos y ofreciendo materiales educativos adecuados, así como orientación a padres de familia y capacitación docente.
En tercer lugar, vamos a impulsar el desarrollo infantil temprano, que es clave para el logro educativo a lo largo de la vida. En coordinación con la Secretaría de Desarrollo Social llevaremos talleres comunitarios, programas de capacitación y materiales educativos a los padres y madres de familia que participan en el programa Prospera para apoyar el desarrollo de sus hijos.
Cuarto, replantearemos los programas de becas para asegurarnos de que las casi 8 millones de becas que entrega el Estado mexicano lleguen a quienes más las necesitan y que los acompañen en su trayecto escolar, desde el preescolar hasta la educación superior.
En quinto lugar, buscaremos disminuir las brechas de género combatiendo estereotipos que se reflejan en el desempeño de asignaturas como las ciencias y las matemáticas. Por eso, adoptaremos prácticas de enseñanza que den las mismas oportunidades a hombres y mujeres desde la infancia y un programa de mentorías para niñas y jóvenes.
Finalmente, seguiremos combatiendo el rezago educativo. Quienes hayan tenido que dejar la escuela tendrán más oportunidades para completar su educación a través de esfuerzos como el Programa Especial de Certificación del INEA, y modalidades flexibles como Prepa en Línea.
El nuevo Modelo Educativo busca una educación de calidad para todos los niños, niñas y jóvenes, sin distingo de su origen o condición. La estrategia de equidad e inclusión traza una ruta clara para romper los nudos de desigualdad y hacer de la educación un auténtico motor de movilidad social.
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