domingo, 6 de mayo de 2018

Con fe y devoción entregan y reciben traje de matlachín en Sabinas


Sabinas, Coahuila. A 06 de mayo del 2018.- Como parte de un ritual sagrado entre los danzantes, se llevó acabo la entrega del traje de matlachín, de una madre a su hija; heredándole el lugar para que ella, continúe con dicho apostolado por el tiempo que Dios así lo permita como fiel integrante la Danza Plancarte.

Lo anterior fue señalado por María Elisa Siller, coordinadora de la danza Placarte, quien en el exterior del Colegio “Antonio Plancarte y Labastida”, al pie de una imagen de la Santísima Virgen María de Guadalupe, encabezó la entrega y recepción del traje de matlachín, que por primera ocasión se vive dicha experiencia entre quienes forman parte de este grupo de danzantes en la localidad.

La entrega del traje fue a cargo de Itzamara Acevedo Peña, quien en este año estaría cumpliendo su quinto aniversario de danzarle a la Virgen María de Guadalupe; y hoy, en un acto sencillo pero muy emotivo, Sandra Romelia Ramírez Acevedo, recibió la NAHILLA (FALDON), EL CHALECO, ARCO, GUAJE Y PENACHO como signo de una gran devoción de quien fue alumna y hoy es madre de familia de dicho colegio católico.

“…Fue en un momento de tanta gratitud a mi madre del cielo, después de un embarazo de muy alto riesgo de una de mis hijas, que cuando la niña estaba perfectamente de su salud, no lo pensé dos veces y acepte la invitación  de unas amigas que ya formaban parte de esta danza, fue mi manera de honrar a la Santísima Virgen María de Guadalupe y así empezó esta aventura que hoy termina…” expresó así Itzamara Acevedo.

Tras dar a conocer que por motivos de salud decide retirarse, indicó además que va a extrañar el ritmo del tambor al entrar al templo “…es un sentir estallar tu corazón al ritmo del tambor entrando al templo, que no te imaginas, que tienes que vivirlo y que solo haciéndolo lo comprenderías”…

“Cuando esta danza se formó, hace muchos años, las madres de familia éramos parte de la mesa directiva del colegio y creo que solo yo no entre, siempre estuve convencida  que lo mío no era bailar, y no aprendería nunca”

Mara como le conocen sus amigas y compañeras danzantes, en el 2013 le dijo a su familia que iba a danzar y no le creyeron tanto; sin embargo, sintio el apoyo y así durante casi cinco años lo hizo con tal devoción que contagió a su hija de tal manera, que el apostolado seguramente será transgeneracional. 

Dijo que va a extrañar las horas y los momentos que como danzante vivió al lado de mujeres hermosas, pero sobre todo comprometidas, de una gran fe en Dios y María Santísima, quienes le dieron cada una de ellas un cariño muy especial, que estará siempre a su lado a través de su hija, para lo que necesiten.

A mi hija, quiero decirle que honre el traje que hoy recibe, porque es un honor y un orgullo portarlo en cada evento, me siento muy orgullosa de ella y me conforta el que tenga ahora la oportunidad de formar parte de este grupo de personas con valores bien cimentados en lo moral y lo cristiano católico respectivamente.

Cabe hacer mención, que el acto de entrega del traje de matlachín, es el tercero y se queda al servicio de alguien de nuevo ingreso si así se desea sin embargo, la ceremonia de entrega de madre a hija es único en la Danza Plancarte en toda su historia.

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